El Fuego nos conecta con la imagen arquetípica de la «PROSTITUTA». Este arquetipo no tiene necesariamente una connotación sexual o de género. La prostituta en cada uno de nosotros es esa parte nuestra que transa, que se negocia, que se corrompe. La prostituta es esa parte nuestra que sacrifica o compromete nuestra propia felicidad y plenitud en nombre de otros factores, que aunque sean cómodos o seguros, no necesariamente nos hacen feliz.

La «PROSTITUTA» no tiene necesariamente connotación sexual o de género. Es más bien esa parte nuestra que «se vende»…por seguridad y confort, que compromete su felicidad o su vida o su bienestar, o su salud «por los demás», «por una tarjeta de crédito», «por los chicos»….

Si te pregunto «¿Que necesitas para ser feliz?» o «¿Qué cambios harías en tu vida para ser feliz?» … Es probable que conozcas la respuesta.

La segunda pregunta es entonces «¿Y por qué no lo haces?» («Y bueno….», «Pasa que…», «Me gustaría, pero…!»). Probablemente son respuestas desde nuestra prostituta.

Recuerda que la clave para lograr un Fuego activo es buscar la Plenitud. Sentirse feliz es una consecuencia de sentirse pleno, satisfecho con uno mismo. Poder mirarse al espejo y estar orgulloso de la imagen reflejada en él.