Alguien me dijo una vez «En los encuentros de Alcohólicos Anónimos nadie toma ¡pero todos fuman una barbaridad!»

¿Cuántas personas que conoces dejaron de fumar y engordaron? Reemplazamos una adicción por otra: el alcohol por el cigarrillo, el cigarrillo por la goma de mascar, la goma de mascar por la comida, pero aún así seguimos ADICTOS….

Me pregunto entonces ¿por qué nos cuesta tanto soltar nuestro “comportamiento” adictivo? Es porque por detrás de toda adicción hay una ansiedad de base. Entonces, nuestro objeto de adicción es como nuestro chupete (chupón), nuestro pacificador, el que nos ayuda temporalmente a calmar nuestra ansiedad. Un pacificador nos trae calma, paz, pero sólo cambiamos un chupete por otro. Quizás mejor aceptado socialmente o menos perjudicial para nuestro ambiente familiar que el primero, pero mientras haya ansiedad, naturalmente, buscaremos un chupete.
Extracto del Manual del Taller de Adicciones, Lic. Cristina Hyland, 2015

Ansiedad… de tenerte en mis brazos.

En rasgos generales, los comportamientos adictivos están motivados o tienen su raíz en alguna necesidad básica, sea ésta real ó provenga de la percepción subjetiva del individuo, lo que genera una tensión llamada «ansiedad».
En otras palabras, estas dependencias surgen por el imperativo de reemplazar o sustituir algo que «necesitamos», por el afán de llenar un «vacío“ con otra cosa.

A la vez que, con la ansiedad como combustible, se lleva adelante el proceso de sustitución de manera más o menos exitosa, vamos creando un espacio en el que nada nos perturba. Allí, en ese espacio, el vínculo con eso que suple aquello de lo que en realidad carecemos, nos brinda una sensación fuertemente placentera que no queremos y en muchos casos «no podemos» abandonar. En este ámbito de evasión, de irrealidad (irrealidad porque el «sustituto“ no es eso que verdaderamente nos falta), metafóricamente hablando logramos alejarnos lo suficiente como para no reconocer que sólo se trata de un «relleno», de un autoengaño.

Los rasgos característicos de los trastornos adictivos se podrían enumerar de la siguiente manera: en primer lugar se pierde el control sobre sí mismos, como si ya no fuésemos nuestros propios amos y señores. Este rasgo da lugar rápidamente a una relación de dependencia: nos sentimos incapaces de soportar la falta de ese pacificador, como lo llamamos más arriba. Y a pesar de ser éste un vínculo unilateral e incompleto, nos obnubila de tal modo que nuestro poder de voluntad termina por ser totalmente afectado de manera negativa.

¿No le gustaría, a caso, vencer la tentación sucumbiendo de lleno en sus brazos?

Estas sabias palabras del poeta y músico catalán Joan Manuel Serrat describen bellamente y con inigualable agudeza el terrible dilema: aquello de lo que buscamos alejarnos a toda costa, es en verdad lo que más anhelamos!
En el marco de este círculo vicioso, esta rueda de ratón, volver a caer en un comportamiento adictivo se vuelve claro para la lógica e ineludible para la voluntad.

¿Cuántas veces has dejado de fumar? ¿Cuántas veces has dejado de comer harinas o de tomar alcohol? Sin dudas has notado que mientras estas tranquilo, seguro o en calma, mantenerte firme en tu propósito es tarea fácil. Estas resuelto y firme mientras nada te desafía. Pero en algún momento, llega el instante fatídico en que flaqueas… algo te hace «volver a caer» y reincides. Parado sobre el filo del cuchillo, para un adicto «uno es demasiado y mil nunca es suficiente». Si empiezas nunca acabas!
(sic.) Manual del Taller de Adicciones.
Si tan solo pudiéramos atrapar a ese diablillo boicoteador sentado en nuestro hombro y le diésemos su merecido…

En busca de Claridad y Autodeterminación

Las adicciones nos presentan un conflicto. Intelectualmente (con la cabeza) entendemos perfectamente y somos expertos en el manejo de motivos y razones por las que deberíamos dejar el hábito insano en cuestión. Sin embargo «entender» no es hacer propio ni corporizar un objetivo. Y bien digo corporizar, porque es a nivel energético (y no intelectual) donde se halla el meollo de la cuestión. Sólo reparando los desperfectos en la circulación de energía, es posible alcanzar resultados duraderos.

Si sabemos con la cabeza todo el mal que nuestra adicciones que nos hace ¿por qué no podemos dejarlo? Pues es porque a nivel energético las adicciones representan energía «en cortocircuito». Nuestra energía está «trabada» en algún lugar de nuestro cableado interno (llamado la red de meridianos) y esta interrupción en el normal flujo energético es la que nos impide liberarnos de nuestra adicción. La energía trabada representa las piedras en nuestro camino que nos llevarán a sentir ansiedad y a depender del chupete pacificador.

Salir de la jaula

La liberación llegará cuando todo nuestro Ser (cada uno de nuestros planos: cabeza, corazón, cuerpo, mente, espíritu) se sintonice con El Objetivo. Dejar un comportamiento adictivo no es cuestión de suerte. Uno no deja su adicción «como por arte de magia». Muy por el contrario, esto requiere de mucho trabajo, dedicación, determinación, valor y constancia.
EFT-tapping nos presenta un procedimiento sencillo pero eficiente para mover «las piedras energéticas» del camino, para alinearnos a nuestro objetivo (dejar de fumar, o tomar, o comer chocolates), y que nuestra cabeza, cuerpo, mente, corazón estén de acuerdo en este que queremos «con todo nuestro SER». Al mover la energía estancada en la red de meridianos y ayudar a que la energía vuelva a fluir, EFT nos ayudará también a sanar la ansiedad que hay por detrás de nuestra adicción, para poder liberarnos del patrón que nos lleva a reemplazar una conducta nociva por otra.

Es muy sencillo. Te animas a probar?

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