Sanar el niño interior es una oportunidad y una decisión.

En nuestra adultez podemos elegir seguir echándole la culpa a nuestros padres, a nuestros maestros, a la vida que nos tocó de niños. No elegimos lo que nos tocó vivir cuando éramos niños y aun asi, nos toco toco vivirlo. Nuestros padres, los adultos a nuestro cargo eligieron por nosotros.

Nuestro niño herido busca culpables de nuestro sufrimiento, de nuestra infelicidad, Nuestro niño herido busca justificarse, busca responsables, busca ser visto, escuchado, reconocido.

Crecer implica dejar de buscar la mirada y la aprobación, la aceptación y el reconocimiento de mamá y papá y comenzar a mirarnos a nosotros mismos:  aceptarnos y reconocernos a nosotros mismos es cambiar la dirección de nuestro enfoque y dejar de mirar “hacia arriba” a nuestros superiores y darnos cuenta que nosotros somos ahora los nuevos responsables de nuestros bienestar y los nuevos responsables de nuestras decisiones.

Crecer,  madurar y desarrollarse en adulto es darse cuenta y tomar el control de nuestro destino y de nuestra vida.

De niños no nos correspondía decidir sobre nuestra vida. De adultos, podemos elegir seguir parandonos en la postura de niño víctima de nuestras circunstancias o podemos elegir comenzar a decidir por nosotros mismos y nuestro bienestar. Podemos seguir señalando con el dedo nuestros padres o podemos comenzar desde nosotros y por nosotros a decidir diferente. Dejar de mirar a nuestros padres como nuestros superiores implica darnos cuenta que ahora nosotros también somos adultos, implica darnos cuenta que ahora nosotros tenemos poder y capacidad de decisión. Decidir nos vuelve responsables de nuestro destino y de nuestra vida. Decidir es el primer paso para crecer.

 

El retiro Sanando el niño interior es una invitación a entendernos y a activar nuestro Poder Personal sobre nuestra propia vida a pesar de todo lo que nuestros padres hicieron o no hicieron por nosotros en nuestra niñez.

Si quieres averiguar más sobre las próximas fechas, programa o costo, escribime!

Error: Formulario de contacto no encontrado.

Aquí algunos testimonios de los que ya eligieron vivir esta experiencia.

“Siento que Sanando El Niño interior fue mi oportunidad para entender muchas cosas,  abrazarlas con amor y soltar todo aquello que no entraba en mi bolso de viaje por esta vida. Ahora tengo herramientas para vivir cada día y crecer desde la adulta responsable y no desde la niña herida”. Doris Holland, Misiones.

“Sanando el niño interior me lleno el corazón. Me resultó atinado en la diagramación y las propuestas. Dinámico, profundo, muy llevadero en los tiempos tanto de trabajo grupal como personal. Gracias infinitas por tu bondad, por cuidar detalles que me hicieron sentir muy cómoda y comprendida una caricia al alma para sanar a mi niña”. Georgina Airioldi, Buenos Aires

“La realidad superó ampliamente mis expectativas el trato humano fue maravilloso. El trabajo emocional me pareció excelente. Todos y cada uno de los puntos que tocamos en cada encuentro fueron perfectamente diseñados y elegidos para bucear en la sanación del niño interior. La coordinación del grupo en la figura de Cristina fue excepcional el equilibrio perfecto entre conocimiento, humanidad, flexibilidad, orden. La combinación perfecta entre el lugar físico extraordinario,  un equipo de trabajo de excelencia y una profesional de lujo experta en las profundidades del alma gracias por este mimo”. Mariela Gobbi, Rosario.

“Gracias Cristina por formarte, profundizarte y creer en vos misma para luego compartirte y acompañar con tanta naturalidad, amorosidad y compromiso la sanación de quienes tenemos el honor de conocerte. El retiro ha superado mis expectativas, cambiado mi forma de ver mi niñez y empoderado a la adulta responsable que hoy elijo ser. Un retiro que sin duda se plasmará con amor y alegría en todos los aspectos de mi vida”. Luana Hervier, Buenos Aires

“Encontrarse con uno y sanar desde el lugar que lo hicimos es mágico,muestra que es posible sanar sin tanto sufrimiento. Me encontré con una Cris evolucionada,  una maestra que desde su calidez nos guio al centro de nosotros mismos de manera amorosa, nos tomo de la mano y nos guio para que cada uno pudiese encontrarse, darse, reconocerse y empezar a liberarse y perdonarse de todo aquello que nos nos tocó vivir. Necesario para ser quiénes somos hoy”. Armando Baldi, Buenos Aires.