Hoy, honrando mi propio camino de sanación profunda y eligiendo cada vez mas vibrar en sintonía con otros seres que también entiendan que sanar no es solo tomar la pastilla para que algo deje de doler, o hacer una sesión para dejar de sentir (temporalmente) la angustia…

El proceso de Sanación es un encuentro con uno mismo que nos llevará a una versión cada vez más integrada, alineada y conectada…con que?

Nada más ni nada menos que con nuestro propósito de vida!!!

Cuando venimos a este mundo llegamos con un contrato sagrado a cumplir. Es nuestra misión de vida y todo aquello que nos toca vivir nos ayudará a conectar y nos dará herramientas para desarrollar esta misión.  En nuestra primer parte de la vida (nuestra primera infancia y nuestra niñez)  aprenderemos de qué estamos hechos, tendremos las experiencias que necesitaremos para saber y darnos cuenta de que estamos hechos. No solamente desarrollamos mecanismos de supervivencia y estrategias que luego formarán nuestro ego y nuestra personalidad sino también tenemos la oportunidad de conocernos, ya que cuando llegamos a esta tierra y a esta vida todavía no sabemos de que somos capaces. Es en nuestra primera infancia dónde aprendemos quiénes somos. Solo que esto quedara mezclado con el falso apego a la personalidad.

Pasaremos por una etapa en la que nos olvidaremos para qué vinimos y de qué estamos hechos y solamente nos dedicaremos a construir y desarrollar nuestra personalidad.

La personalidad es esa máscara que desarrollamos como estrategia para que nos vean, para que no se escuchen, para que nos cuiden, amen, acepten y protejan en nuestra etapa vulnerable de la vida, cuando somos niños y no podemos vivir ni decidir por nosotros mismos.

Bienvenida la crisis del SER!

Muchas veces nuestro contrato sagrado, aquello que vinimos a hacer no está está muy alejado de nuestra personalidad y de las elecciones de tomamos para sobrevivir.  Nuestra alma nos pedirá un cambio: nos pedirá que nos acerquemos a nuestro contrato sagrado, que nos acerquemos a nuestro sentido y a nuestro propósito de vivir…. Entonces nos enfermamos! Vienen las crisis de pánico, las depresiones, la vida sin sentido, sentirnos enajenados,  que no somos nosotros mismos, que lo que hacemos no tiene nada que ver con nosotros… nos sentimos atrapados en la construcción de nuestra vida, aquella que no necesariamente elegimos desde la libertad y el crecimiento sino desde la seguridad y la supervivencia.

“El sufrimiento es una crisis entre el alma y nuestra personalidad… nuestra alma mandara la enfermedad para colocarnos en nuestro camino de nuevo”

Dr. Edward Bach

Nuestra primera etapa de la vida necesitamos de esta supervivencia y de la aceptación de nuestra tribu, clan, familia, comunidad amigos o grupo de pertenencia. En algún momento de nuestra vida es importante que aparezca la crisis la crisis que ayuda a romper el cascarón, el molde de lo aceptado y esperado de nosotros y nos ayude a pararnos como individuos que somos.  Ya que en individualización podremos crecer y conectarnos con nuestro propósito y nuestro contrato sagrado. Es en esta individualización que nuestra vida cobrará sentido.

Hay personas que nunca tienen esta crisis del Ser, y hay personas que tienen esta crisis a muy temprana edad a los 20, a los 30, a los 40 …. hay gente que llegó a los 60 años sin saber para qué está aquí! Toda vida tiene un propósito y este propósito irá desarrollándose también a medida que uno se compromete con él.

Mi maestra Caroline Myss nos pregunta… ¿cómo puede ser que alguien llegue a los 60 años sin saber para qué está aquí?

Encontrar el propósito y animarse a vivirlo y a realizarlo

En mis primeros años dedicados a la sanación y a la búsqueda personal yo pensaba que estar en paz era la meta última: estar en paz con uno mismo y su pasado era lo más importante a lo que podíamos aspirar o desarrollar en esta vida. Luego aprendí que estar en paz no es un punto de llegada sino un punto de partida es decir sólo cuando estamos en paz nos sentiremos seguros para ser quienes vinimos a Ser.

Sanar y soltar el pasado son un prerrequisito del camino y no un fin en sí mismo. El camino de sanación nos llevará a recorrer y revisitar nuestra infancia y nuestra niñez y conectar con nuestra fuerza y nuestro poder interior. Todo lo aprendido en nuestra primera etapa de vida podrá ser puesto al servicio de nuestro propósito de vida. Es decir, lo que aprendimos de nosotros mismos, no al servicio de la  supervivencia, sino para creSER hacia nuestro propósito.

De comprometerse se trata…

Muchas personas me dicen “porque yo soy muy responsable y comprometida con los demás, con mis obligaciones, con mi familia…” … y yo pregunto… “¿cuán comprometidos estamos con nosotros mismos?!!”

La mirada puesta hacia afuera, hacia lo vincular, hacia las relaciones, la tribu, la familia, el trabajo, el grupo de pertenencia…la red de “contención y seguridad”.

Que quede claro: la intención del clan no es el crecimiento individual, sino la supervivencia del clan. Al clan no le interesa el desarrollo personal, sino el apego al conjunto de reglas, rutinas, y tradiciones que aseguró la supervivencia hasta este momento del tiempo.

Vivir comprometidos a nuestra sanación y a una vida con propósito probablemente traerá críticas, rechazos, incomprensión de parte de nuestros seres queridos. Muchas veces esta actitud de no aceptación es temporal y afloja cuando el clan deja de sentirse naturalmente amenazado, cuestionado y criticado por nuestra propia búsqueda.  Es un conflicto de intereses, no necesariamente de afectos: el clan busca nuestra supervivencia, nosotros buscamos creSER hacia una vida con sentido.La búsqueda del sentido y la transición a una vida con sentido es donde está mi energía puesta ahora. No es lo mismo saber para qué estamos aquí… ¡que animarse a llevarlo a cabo!

A nivel profesional, las consultas que guío y todas las actividades que coordino en la Escuela de Sanación Profunda están orientadas a ayudar a desarrollar una vida con propósito para cada uno de los consultantes y estudiantes que así lo sientan.

A nivel personal, mi crisis del ser comenzó a los 18 años, cuando comencé a cuestionar la religión que me había sido transmitida por mis padres, estudiando Ciencias Químicas cuestione de paso todas las religiones, y en mis años universitarios me jacté (Nietzsche y Dostoievski de por medio) de no creer en nada más que la ciencia para terminar la universidad desencantada por la arrogancia de la ciencia… Viví 20 años peleada con Dios y cuando, viajando por Latinoamérica decidí que yo quería una vida “ espiritual”  (aunque no sabía qué significaba) y aclaro, como en aquel entonces “ una vida espiritual, no religiosa”  comencé a vivir una vida más “ espiritual” creyendo en el “ Universo” como un misterioso super poder externo. Y aun cuando ya me había acercado al mundo espiritual, y al entendimiento de la energía… no podía concebirme hablando de dios… ¿Dios? ¿yo?? na… “El new Age de una espiritualidad sin dios”. Que genial.

Veinte años de pelea “intelectual” con Dios terminaron de la forma más rara, inesperada y energéticamente perfecta y sellaron mi compromiso a ser un puente de luz hacia una vida con consciencia al servicio de Dios.

¿Qué es Dios?

Hoy creo que Dios es todo, es una fuerza única de la que somos parte. Dios está en las leyes de la naturaleza y en los principios que nos rigen a todos por igual. Dios está en todo y en todos. La ciencia no hace otra cosa que explicar y confirmar las leyes que nos rigen en lo micro y lo macro. La espiritualidad utiliza las mismas leyes, las religiones son guardianas de partes de ellas. Dios une y conecta. Lo que está en uno está en todos. Lo que está en todos está en uno. Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba, como es adentro es afuera, como es afuera es adentro, la causa y efecto, la polaridad, la atracción, nada (ni nadie) escapa a la ley. Esa ley es dios.

¿Porque comparto todo esto?

Porque en los tiempos acelerados e instantáneos donde vivimos, ¡queremos todo ya!  ¡creemos que todo es ya! y nos olvidamos del proceso y del desarrollo. Mi propio camino hacia una vida con propósito se fue develando de a poco… requirió primero mover las formas aprendidas, requirió prueba y error, encontrar caminos y maestros, y también soltarlos, comenzar a formar mi propio criterio y a forjar una nueva y propia visión de mí misma, del mundo, de la vida…me llevo a sanar mi cuerpo, a conectar con el yoga, y muchas otras disciplinas, con diferentes estilos de alimentación…Todo esto lleva tiempo…

Me llevo muchos años de mi propia sanación (y mucho tapping) sentir que podía hacer eso que tanto quería en su momento: ayudar a otros a estar en paz.

Mucho trabajo personal trabajar en mi confianza y en mi merecimiento, para sentirme segura y capaz de que yo TAMBIÉN podía. Ya sabía que quería…pero ¿cómo lograrlo?

Por detrás de lo que hago, y de lo que ofrezco con tanta generosidad hay muchos años de estudio, y más años de sanación personal y compromiso con mi propio camino. Y por supuesto… ¡sigo sanando! Cada “Sanando el niño interior” que guío para otros, resuena en mis cuerdas… ¡y sigo sanando! Sigo descubriendo mis propias limitaciones y creencias limitantes… bueno, no propias, pero sí aprendidas y adoptadas. En los términos de EFT “mis escritos en las paredes que me confinan a un cuarto en el palacio de las posibilidades”.

Cuando la gente me dice que soy generosa en lo que doy y apasionada por lo que hago les digo que sale con tanto amor porque esto que hago resuena profundamente con mi contrato sagrado, que es un honor, y una alegría vivir una vida con un sentido, que la  fuerza que me  impulsa no es solo mía sino que proviene de una fuente inagotable y divina… todo el universo conspira para que yo, y cada uno de nosotros viva y active su propósito. Creo que vivir nuestro propósito, aquello para lo que vinimos a esta vida, nuestro “contrato sagrado” es una responsabilidad con la humanidad, aquello a lo que nos comprometimos antes de venir. La Tierra y la humanidad necesitan de aquello que vinimos a darle.

Que cada vida sume, que mi vida sume, que tu vida sume. Que no solo estemos aquí gastando los recursos del planeta, sino que, como dice Caroline “seamos todo lo que el Cielo nos dio”

Si todavía no te preguntaste para que estas aquí y llegaste al final de esta nota… ¡es hora!

Comprométete en tu proceso de sanación y crecimiento.

Vos también podés vivir tu propósito y darle sentido a tu vida.