Cuando armo propuestas, estas me incluyen. Los que han pasado por el Sanando el niño interior saben (y a veces se sorprenden) de que yo también hago el retiro con ellos, sanamos juntos. Yo también me sorprendo…7 Sanandos…. y sigo sanando! Es maravilloso el proceso de integración que podemos hacer.

Este verano, por cuestiones personales no pude organizar el Sanando y me dije:

“Cris, hace algo fácil, que no requiera tanta organización ni tanta movida…” …jaja

¡Fácil hubiera sido hacer el Sanando, que ya me sale de taquito! Noooo yo tenía que nombrar mi próxima propuesta “El camino del corazón” ¡No se me ocurrió que me iba a involucrar de tal manera…!

Diciembre fue un mes de preparación interna para poder guiarlo. El camino del corazón, la toma de decisiones, la encrucijada, la expresión autentica de nuestro ser, estar alineados a nuestra misión en la vida…todo esto daba vueltas en mí.

En paralelo, venia con un dolor en la rodilla izquierda por un accidente que tuve en mayo jugando al ping pon con mi hijo …un dolor que estaba comenzando a “naturalizar”… me di cuenta que si quería que este dolor se vaya, tenia que seguir trabajando la rodilla….  (trabajar: EFT y terapia neural)

Trabajar la rodilla, al mismo tiempo que preparaba el camino del corazón me llevo a mi primera y única otra vez donde tuve un problema grave en la misma rodilla: tenía 18 años.

En esa “otra vida mía”, que pocos conocen porque realmente nunca hablo de ella, mi vida era la comunidad judía de Córdoba. Me pasé el secundario involucrada hasta la medula en las actividades que la comunidad proponía: participaba de los grupos de juventud, fui alumna y guía, participaba de los grupos de danza, tenía una fuerte opinión sobre la política, el judaísmo y la vida judía fuera de Israel. A los 18, terminando el secundario, como era de esperar de una chica “tan involucradamente judía como yo” me fui a Israel por un año, a vivir en Jerusalén y a prepararme para ser maestra de hebreo.

No tengo ninguna consciencia del porqué del dolor de rodilla de los 18, solo sé que fui al médico, me saco unas placas, me receto unas plantillas y me dijo: “usted no va a poder bailar más, olvídese de bailar”.

¿¿¿Olvidarme de bailar???

¡Las danzas circulares judías eran mi vida y mi pasión! Es más… vamos a decir que mi familia no era particularmente fuerte en valores judaicos, iba a una escuela Laica y a los 11 años, mi primer acercamiento al judaísmo fue a través de las danzas circulares… yo le pedí a mi mamá cambiarme a la escuela judía…siempre dije que “yo acerque a mi familia al judaísmo” … llevando los valores que aprendía en la escuela a casa.

Creo que a los 18, estando sola, sin saberlo, sin tener consciencia plena de lo que pasaba…tome MI PRIMER DECISION ADULTA: Alejarme de dios, del judaísmo y de todo lo que tenia que ver con ello.

Hoy lo leo: “si no puedo bailar (que fue la razón primera que me atrajo a esta comunidad), no quiera nada”. ME LAS ARREGLO SOLA. Y rechacé todo. ¡Siempre pensé que conmigo les salió el tiro por la culata! Fue a Israel para seguir forjándome en los valores que luego iba a transmitir…y volví peleada con dios y con el judaísmo.

Me pelee con la religión judía. Me pelee con todas las religiones. Me pelee con dios. Me fui a estudiar ciencia. Me volví la más agnóstica de todos.

Esta parte, es probable que ya la hayas escuchado… Ciencias Químicas, terminé y me fui a viajar, SOLA. Me las arreglo sola. Siempre y para todo. Podría enumerar todas las veces, que con gran orgullo “me las arregle sola”.

No es lo que decidimos. Es la ACTITUD desde donde decidimos lo que decidimos.

En cada decisión hay una encrucijada. En cada encrucijada hay una actitud desde donde decidimos. Es probable que la decisión cambie, el escenario cambie, pero la ACTITUD de base detrás de cada decisión sea la misma. Estas son las actitudes que nos mandan al piloto automático, a nuestros mecanismos de defensa, al loop, al circuito que repetimos una y otra vez, dejamos huella, lo conocemos de memoria y nos decimos “¡otra vez acá!” Creemos que avanzamos, y en realidad volvemos siempre al mismo lugar. Este es el camino que conocemos de memoria, porque lo hemos transitado una y otra vez. ¿Te suena?

En mi caso: “me las arreglo sola”. Sola en el plano físico y terrenal. Sola en el plano divino y celestial.

Y el orgullo se me estanco en la rodilla.

Me pase 15 años de una “espiritualidad sin dios”. Hace 5 años comencé el camino de “reconciliarme con dios”, el Sanando el niño interior me ayudó a ver que en realidad nunca estuve sola, que la vida me apoyó desde siempre, que dios estuvo siempre a mi lado, que mis padres me cuidaron a su manera desde el amor.

El 2018 fue un año que, en lo laboral, me llevo a mi propio limite. En tiempo, horas, energía, demanda, ingresos, autoexigencia.

Trabajando con la arquería (¡diciembre otra vez!) aparece la imagen arquetípica de la Doncella… Mi profe me dice “Cris…la proveedora ya está, la guerrera ya está…vamos a trabajar la imagen de la doncella…te voy a decir algo que quizás hace mucho, mucho que no escuchas…. APOYATE EN MI” Pausa. Catarata de lágrimas. Respiro. Tenso la flecha y apoyada en el … suelto…

2018. Año 11. Año 2. El año para trabajar los vínculos…en el Cielo y en la Tierra…

Y así cierro mi año.  Aprendiendo a apoyarme en el otro, haciéndole lugar al otro, para permitirme el equilibrio entre proveedora y doncella.

Este año, elegí ponerme brackets para traer un diente que estaba cada vez más atrás hacia adelante… tuve también que aceptar otro diente compañero en mi boca “aceptar al otro para morder la vida juntos”. ¿Casualidad? Jeje… lo dudo.

El otro en plano físico es mi esposo y en plano divino es dios.
Con el orgullo liberado de mi rodilla. Reconciliada con dios. Quizás ya no hace falta que me las arregle siempre sola.
Es más, creo que esta etapa no puedo hacerla sola. Mi misión es grande, necesitaré ayuda y estoy aprendiendo a pedirla.
Así comienzo el 2019. Parada en otro lugar porque estoy parada EN OTRA ACTITUD ante la vida.

Ahora si puedo avanzar… por mi camino del corazón.

Mi esposo se ríe…  “Cris…todo esto por un dolorcito de rodilla? ¡La próxima vez juga al ajedrez en vez de al ping pong!” Yo también me río… este año vuelvo a bailar.